Cuando todo lo planeado no es suficiente solemos desesperarnos y nos sentimos obligados a tomar decisiones rápidas y tal vez poco calculadas. Este escenario puede ser sumamente dañino para tu futuro universitario. Perder el control de las cosas es muy estresante pero debes respirar hondo, detenerte, revisar lo que hiciste, identificar los puntos flexibles de tu plan y ver más allá de lo obvio para encontrar soluciones duraderas y efectivas. Lo más importante es no darse por vencido y seguir en el camino para obtener una educación universitaria.
Primero, debes organizarte, ver cómo suplementar lo que te hace falta o cómo diferir ciertos costos hasta que puedas hallar una forma de pagarlos. Segundo, prepara un presupuesto para los siguientes 12 meses y calcula los gastos de los siguientes cuatro años de educación. Es importante incluir todo en detalle, como costos relacionados a comidas, entretenimiento y el costo de los pasajes del autobús, etc. Es mejor exagerar que esconder lo que al final sí gastarás. Todo artículo, no importa qué tan pequeño sea, tendrá que estar listado en este presupuesto. Esta es la única manera de identificar dónde puedes hacer los ajustes y qué es lo que realmente te hace falta para superar estas vicisitudes que se presentan. Esta práctica te será útil por el resto de la vida.
Piensa en recortar ciertos costos, como preparar comida en casa en vez de comer en la calle, o llevar a lavar la ropa a casa de tus padres, o inclusive evitar salir muy seguido a eventos sociales que impliquen gastos. No olvides también que muchas veces la biblioteca de la escuela tiene los libros de las clases; verifica esto y asegúrate de que estén disponibles cuando lo necesites. También, en la librería podrás encontrar libros de segunda mano que generalmente cuestan la mitad que los libros nuevos. Y no olvides las opciones de trabajo pagado que la universidad te puede ofrecer con flexibilidad para que no descuides tus estudios. No gastar es solo un paso que debe ser complementado con la generación de ingresos.
Finalmente, si todas estas medidas de recorte presupuestario no son suficientes, entonces debes hablar con tus padres y familiares para ver cómo te pueden ayudar a suplementar los déficits que tengas. Además, no dudes en comunicar tu situación a la universidad; muchas veces te sorprenderás con las oportunidades de pago, préstamo, u otras facilidades que la universidad te puede brindar para que no dejes de estudiar. Esto último es la meta final. Pase lo que pase, has llegado lo suficientemente lejos y no debes darte por vencido. Siempre hay una solución a los problemas; simplemente debes ser proactivo en la preparación para estas eventualidades y buscar y rebuscar la ayuda que necesites.
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