Durante los últimos 6 años millones de familias han sufrido económicamente debido a la crisis de viviendas, la gran recesión, la inflación y el desempleo. Pero es ahora cuando tenemos una buena idea de lo profundo que ha sido el daño a nuestra economía.
El banco central de los Estados Unidos — el llamado Federal Reserve — acaba de publicar estadísticas acerca de la “riqueza” de la población estadounidense y es bastante preocupante. Según el estudio, el capital medio de una familia bajó un 39% entre 2007 y 2010. Actualmente hemos regresado al nivel de capital medio de 1992. En otras palabras, los ahorros e inversiones de las familias han perdido las ganancias de los últimos 20 años por lo que nos lleva a la nueva realidad: somos más pobres.
Esto se debe en gran parte a la crisis de las viviendas ya que muchas familias tenían todo (o casi todo) su capital invertido casas. Una vez que el valor de las viviendas se ha desplomado, las familias han perdido su capital. El efecto de esta pérdida va mas allá del mero capital perdido: cambia la perspectiva de la familia con respecto a los gastos. Al no tener tanta riqueza, se tiende a gastar menos y esto tiene un impacto negativo en los negocios que no venden tanto, lo que a la vez aumenta el desempleo. El desempleo a su vez dificulta que las familias recuperen las pérdidas a través del ahorro y el círculo vicioso sigue.
Cuando esta pérdida de riqueza ha sucedido en otras ocasiones, el “boom” económico que sigue la recesión ayuda a que las familias afectadas recuperen lo que tenían antes a través de nuevos trabajos, nuevas empresas y altos retornos en la bolsa de valores. Pero en este caso, la recuperación económica ha sido extremadamente lenta y débil. Y por eso muchos economistas temen que personas con 50 años de edad o más tengan que hacer cambios permanentes en su vida como por ejemplo trabajar durante la jubilación, posponer la jubilación, optar por vivir en un apartamento en vez de una casa y otras medidas que impactarán en la calidad de vida.
Leave a Reply