Ya pasó la ceremonia y terminó la luna de miel, ahora es momento de enfrentar la realidad de la convivencia diaria y uno de los aspectos fundamentales para poder convivir con tranquilidad es tener claro el manejo de las finanzas del nuevo hogar. Es mejor hablar sobre estos temas antes de casarse, pues son muy importantes para poder tener una vida matrimonial feliz. Ten en cuenta que muchos matrimonios terminan en divorcio por asuntos relacionados a las finanzas. Luego de casados ya no están solos, ahora son dos personas con costumbres y necesidades diferentes que deben ser contempladas. Es bueno tener una visión de pareja al respecto, respetándose mutuamente en los temas financieros.
La competencia nunca es buena en los recién casados, en ningún sentido, mucho menos cuando se trata de dinero. Echar en cara que uno gana más que el otro y que eso lo habilita a resolver las finanzas del hogar sin darle participación a su pareja es el comienzo del fin. Lo mejor es ser compañeros y actuar en equipo dejando el egoísmo de lado.
Al comenzar la vida de casados, deben hacer un presupuesto mensual de gastos en el que se incluyan todos los gastos de ambos individualmente y de la pareja en sí; una vez que lo hayan terminado vean qué es lo que se puede eliminar. Por ejemplo, si cada uno tiene su auto quizás no sea necesario duplicar los gastos y puede ser conveniente vender uno.
Al presupuesto deben hacerle un seguimiento continuo para verificar que no se estén saliendo de él con cosas innecesarias y suntuarias que puedan desequilibrar las finanzas del hogar. En este sentido, es conveniente apuntar al menos en los primeros años a casas no muy lujosas. Si van a rentar o comenzar a pagar una hipoteca para comprar su primera casa, fijen metas que estén a su alcance, pues a medida que pasen los años y sus trabajos mejoren podrán acceder a inmuebles mejores.
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