El fraude contra los consumidores en los Estados Unidos es un problema enorme y creciente. Cada año, se cometen alrededor de 50 millones de fraudes, dejando como víctimas a 30 millones de personas con pérdidas de miles de millones de dólares a la semana. Y esto solo cuenta los fraudes que se conocen. Solo 1 de cada 3 víctimas reporta el fraude; la mayoría se avergüenza al reconocer lo que sucedió o no sabe cómo acudir a las autoridades. En el caso de la comunidad latina, las cifras son aún peores porque muchos tienen miedo de tratar con las autoridades debido a su estatus migratorio. Los estafadores que cometen estos fraudes no tienen límite y no respetan nada.
En los últimos años, hemos experimentado un incremento importante en el número de casos de fraude relacionados a las becas universitarias. Según la Federal Trade Commission, entre 2009 y 2011 hubo un incremento de 800% en el número de casos de fraude reportados a las autoridades. Esto no cuenta los muchos casos que no son reportados. Los estafadores han encontrado un nicho lucrativo al enfocar sus esfuerzos en familias que buscan desesperadamente soluciones para costear la universidad.
Para evitar caer en las garras de un estafador, es importante reconocer cuáles son las señales típicas de los fraudes de becas. La primera señal es que la organización que ofrece la beca cobra un honorario por el derecho de presentar la solicitud. Las organizaciones privadas legítimas no hacen esto. Su propósito es dar dinero, no quitárselo a las personas que lo necesitan. Otra señal clara de que la propuesta puede ser una estafa es cuando la organización garantiza que ganarás una beca. Además de hacerse pasar como organizaciones que dan becas, algunos estafadores se hacen pasar por consultores que pueden conseguirte becas y que conocen los secretos para hacerlo. Existen consultores legítimos que pueden ayudar, pero en ningún momento pueden garantizar los resultados; eso no es posible.
Si crees que has sido víctima de una estafa relacionada con una beca, lo más importante es reportarla a las autoridades. No tengas vergüenza ni miedo de hacerlo. Es el derecho de todo el mundo. Debes de conservar recibos y constancias escritas de todas las conversaciones y acuerdos que tuviste con la organización. Se trata de una evidencia importante. Tampoco debes de pagar en efectivo ya que esto no te da ningún nivel de protección si tienes que hacer un reclamo. Y por supuesto, si no estás seguro si un servicio es o no legítimo, es mejor que, por las dudas, le digas no a la oportunidad.
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