El principio que dice “lo único permanente es el cambio” es aplicable a todo, incluso a una de las áreas más significativas de la economía de los Estados Unidos como es el sector de la salud. “Esta es una reforma enorme. A esto se parece el cambio”, manifestó el presidente Barack Obama en su cuenta de Twitter, después de la aprobación de su proyecto para el sistema de salud de los Estados Unidos.
El propósito de esta ley es garantizar que todo ciudadano estadounidense y residente legal del país tenga acceso a una cobertura de seguro médico. Para lograr esto, el estado auxiliará a familias de bajos ingresos a través de un subsidio, para que el impacto de la reforma de salud en familias latinas sea menor y puedan costear una póliza de seguro médico. El monto de la contribución varía según el nivel de ingresos anuales y el tamaño de la familia. Además, las personas que no compren un seguro médico serán multadas. Los cambios que permitirán un acceso más amplio a la cobertura médica, ocurrirán a partir del 1 de enero de 2014.
Dentro de este propósito existen varias modificaciones con respecto al trato de personas con “condiciones preexistentes”. Las aseguradoras no podrán cobrar una prima elevada solo porque uno tiene condiciones previas. Tampoco les podrán negar cobertura a personas diagnosticadas (con dicha categorización). Por ejemplo, quedarán asegurados los enfermos de sida o las mujeres que tuvieron una cesárea.
La mayor parte de las personas que tienen seguro médico lo obtienen a través de sus empleadores. Sin embargo, esto deja de lado a millones que trabajan en compañías que no ofrecen este beneficio. Después de que entre en vigencia la reforma, las empresas pequeñas — con más de 50 asalariados — se verán obligadas a cubrir a todo el personal que trabaja a tiempo completo. El gobierno ayudaría a las empresas pequeñas a obtener un crédito en los impuestos por un periodo de dos años. Este es un intento para balancear los intereses de los empleados y la realidad financiera de sus empleadores.
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