La avaricia no tiene límites. Por eso, nosotros los consumidores tenemos que tener mucha cautela al momento de evaluar productos financieros o servicios de seguro. Muchos estafadores operan en estos mundos porque entre los latinos hay mucha falta de educación y formación financiera y esto crea un ambiente perfecto para el robo. Un producto que se ha convertido en una fuente de estafas son las tarjetas de descuentos médicos.
Las tarjetas de descuentos médicos pueden ser un producto legítimo que ayuda a las personas que no tienen seguro médico. Uno compra una de estas tarjetas y se compromete a pagar una cuota mensual para seguir usándolas. Durante la vigencia de tu membresía, tienes el derecho de recurrir a los servicios de proveedores médicos — doctores, clínicas, farmacias — que aceptan la tarjeta. Al momento de pagar, te ofrecen un descuento por tener la tarjeta. NO ES un seguro médico; tú sigues siendo responsable del 100% de los gastos, pero supuestamente estás pagando un precio especial que más que compensa por la cuota que pagas.
Las tarjetas legítimas pueden ser una opción viable para aquellas personas que no tienen seguro médico y que tampoco califican para recibir ayuda del gobierno, pero muchas de estas tarjetas tienen varios problemas clave:
Los descuentos no valen la pena
Las tarjetas legítimas muchas veces ofrecen un descuento de 5% ó 10% sobre el costo del servicio médico. Suena bien pero la realidad es que muchos centros de atención médica automáticamente ofrecen los mismos (y generalmente mayores) descuentos a personas que no tienen seguro médico. Entonces, estás pagando por algo que puedes recibir gratis.
Muchos se hacen pasar por seguro médico
Las tarjetas no legítimas hacen publicidad para hacerse pasar como si fueran un seguro médico. No pueden decir que es seguro médico, pero usan frases como “beneficios médicos” o “protección” para dar la impresión falsa de que es un seguro. Muchos latinos las compran pensando eso y se lamentan luego cuando se dan cuenta de que no es un seguro.
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